Sheppards

Tres amigos, un viaje en auto por las vías montañosas del corregimiento de Santa Elena. Alejandra, Valentina y Nicolás emprenden una aventura que los lleva a encontrarse con ellos mismos, que formará una amistad inquebrantable.

Por: Nicolás Quintero Marín

Iniciando la Semana Santa del 2018, Alejandra, Valentina y Nicolás se disponen a hacer un viaje en auto, con destino el corregimiento de Santa Elena -Antioquia-, con el fin de desarrollar un proyecto documental gestionado por Valentina, llamado “Rebel Rebel”, que mostraba los silencios que hay dentro de las familias y que finalmente son los que nos determinan como personas. 

El viaje fue planeado para medio día, pero nos retrasamos porque teníamos que comprar un rascador y unos cueros; finalmente salimos casi a las 3:00 de la tarde desde Medellín. Durante el viaje escuchamos la playlist que Vale ofrecío. Inicia el viaje en carretera y como siempre, hablamos un montón y nos reímos. Hacemos paradas para fumar y comprar cigarros. El día estaba un poco gris, pero eso no limitó nuestra diversión. 

Yo tenía un poco de gripa. Entonces estaba muy abrigado para contrarrestar el frío de Santa Elena. Llevamos mucha comida, cigarros y algo de cigarrillo verde que le habían regalado a Ale en su cumpleños. La mayor parte del viaje estábamos volando -viviendo la sensación del momento-. 

Hubo una canción con la que nos obsesionamos y la escuchamos mucho: “I follow rivers” de Lykke Li, la que se convirtió en la canción de nuestro viaje -siempre que lo recuerdo es con esa canción-. 

Mientras estábamos en camino, decidimos tomar una ruta que no pasara por el peaje, para no gastar más dinero. La otra carretera tenía extensos terrenos verdes a su alrededor, con animales, como una especie de potrero. En ese momento Vale dijo que “estábamos en Escocia” y así queda nombrada esa vía. Llegamos a Santa Elena por este camino, nuevo para la mayoría: habíamos encontrado un pedazo de Escocia en Antioquia. Eran las 4:30 de la tarde para cuando llegamos. Hacía frío, como siempre. Estábamos con unas vistas hermosas por todas partes, los bosques inundaban el panorama de este lugar. Hicimos una parada para fumar y ese día habíamos planeado que cada uno iba a armar su propio porro. Fue el primero que armábamos en la vida. Los hicimos y al final sólo fueron dos, porque a Ale le dió pereza hacer el suyo. 

Cuando ya todos estábamos subidos, comenzamos a hablar y Vale contó una historia sobre el Himalaya: “en estos días estaba viendo un video sobre el Himalaya y hay unas personas que ayudan y que son como los guías para que las personas puedan subir. Entonces esa gente se llaman Sheppards y nosotros somos como ellos, que subimos y le ayudamos a la gente a subir el Himalaya”, después de esa conclusión a la que había llegado, todos dijimos que sí, que deberíamos llamarnos así y así fue. Tiempo después nos dimos cuenta que no se llaman Sheppards, sino Sherpas

Luego nos fuimos para una finca que casi no encontramos. Esa noche comimos un montón, combinamos oreos con cremosino, nachos con mantequilla y masmelos. Hicimos una fogata, tomamos varias fotografías y realizamos algunas grabaciones para el documental. Salimos a fumar más y nos quedamos cerca de 30 minutos contemplando la Luna, estaba más hermosa que nunca. Nos quedamos dormidos casi a media noche. 

Al otro día nos levantamos a desayunar y estaba haciendo un frío impresionante, mucho más fuerte que el de la anterior noche. Los zapatos se habían mojado porque los dejamos fuera toda la madrugada. Ya estábamos de regreso, pero hicimos una parada antes en un bosque, donde nos tomamos más fotografías y realizamos más tomas. También fumamos y sentimos una conexión nunca antes sentida con la naturaleza. Abrazamos árboles durante mucho tiempo y nos quedamos pisando un musgo que había, que se sentía como un colchón latente. Nos devolvimos para Medellín comiendo más nachos con mantequilla y Coca-Cola. El trayecto nos llevó de nuevo a pasar por Escocia y a escucha de nuevo “I follow rivers”. Estábamos satisfechos con todas las aventuras que vivimos. 

Finalmente llegamos a Medellín. Cada uno tomó rumbo a sus casas. Yo me quedé en la Terminal de Sur, para tomar un bus hacia el pueblo de Fredonia, para visitar a mis papás. El viaje continuaba en esta Semana Santa.

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